2005/09/07

DUNE VALLE




DUNE VALLE DICE QUE CREE EN LA :

Memoria .
Tradicionalmente la memoria se interpretaba a traves de una dimension temporal que solo incluia el pasado y su actualizacion. Sin embargo podemos decir que la memoria no está circunscrita al pasado y a su actualización en el presente. La memoria, desde el punto de vista de un análisis filosófico, comienza siendo un hecho presente, sin el cual sería imposible la orientación de nuestra praxis. La memoria está obviamente vinculada al pasado, porque son las acciones pasadas las que se utilizan actualmente como fundamentos que orientan las actuaciones presentes. Pero la memoria está también vinculada al futuro, porque toda comprensión actual de cuales son mis posibilidades futuras de actuación se funda necesariamente sobre el elenco de posibilidades existenciales desde las que entiendo mi situación presente, desde las que entiendo mi existencia, en la cual están ancladas esas posibilidades. Yo soy esas posibilidades. De este modo, la memoria es un momento constitutivo de toda la praxis humana, y no una simple potencia de actualizar un almacén de cosas pasadas.
La memoria, así entendida, tiene obviamente un carácter colectivo. El estudio de la base fisiológica de la memoria no debe pasar por alto que la memoria no sólo se almacena en nuestro cerebro, sino que ella está también “archivada” en los distintos lenguajes, y mediante ellos la memoria se almacena también en los relatos, en los escritos o en los soportes electrónicos que constituyen la memoria colectiva con la que actualmente se orienta nuestra praxis. De este modo, la memoria no sólo determinas las posibilidades individuales de actuación, sino también las posibilidades colectivas cuya apropiación constituye los procesos históricos.
Así resulta también claro el papel decisivo que juega la memoria en la determinación de nuestra identidad. La memoria, en cuanto orientadora actual de nuestra existencia, viniendo del pasado y abriéndola al futuro, determina tanto la identidad individual como la colectiva. De hecho, la identidad individual no se puede entender al margen de la colectiva pues de esta última surgen los fenomenos que nos permiten determinar quiénes somos. En cualquier caso, la identidad humana, tanto individual como social e histórica, no es algo puramente presente o pasado, sino que está siempre en tensión hacia el futuro: sabemos lo que somos en la medida en que proyectamos ser.
Todo esto nos permite entender la memoria desde una nueva perspectiva. La memoria humana se transforma continuamente en función de nuestras experiencias actuales. De hecho, no es cualquier acción pasada la que puede orientar nuestro quehacer. Solamente determinados hechos del pasado pueden realizar esa función en el presente. Por eso la memoria humana es enormemente selectiva, y actúa en función de las posibilidades y tendencias de nuestra praxis. Aquí cobran toda su importancia los estudios psicológicos que relacionan la memoria con el interés. Obviamente, esta transformación continua de la memoria no implica que ella no tenga que ser continuamente almacenada, y que ese almacenamiento no incluya también una base fisiológica. La realidad actual de la memoria no puede soslayar la pregunta por su compleja ubicación cerebral. Este ubicación cerebral, sin embargo, no puede ignorar el almacenamiento simbólico y colectivo de la memoria. Y este almacenamiento no es ni individual ni privado, sino que en él están presentes las experiencias sociales e históricas que determinan actualmente nuestra existencia. Dune Valle J – Profesor de Filosofia